PAÍS
Zapopan, Jalisco
MÉXICO






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El escapulario no salva por sí solo como si fuera algo mágico o de buena suerte, ni es una excusa para evadir las exigencias de la vida cristiana.
En el siglo XII algunos eremitas se retiraron al Monte Carmelo, con San Simón Stock.
La Virgen Santísima prometió a este santo un auxilio especial en la hora de la muerte a los miembros de la orden carmelitana y a cuantos participaran de su patrocinio llevando su santo escapulario.
La “vestimenta” de los discípulos es un tema común en la Sagrada Escritura. La túnica de José (Génesis 37: 3) es un ejemplo de la importancia de la ropa en la Biblia. Proverbios 31, que describe a una buena esposa, dice: «Fuerza y dignidad son su vestimenta». Además, Isaías 61:10 dice:
En gran manera me alegraré en el SEÑOR, mi alma se regocijará en mi Dios; porque me vistió con vestiduras de salvación, me cubrió con el manto de justicia, como el esposo se engalana con una guirnalda, y como la esposa se adorna con sus joyas.
Sin embargo, la prenda alcanza su más alto significado espiritual en el nuevo pacto. Allí se dice que el seguidor de Jesús se viste de Cristo mismo. En Gálatas 3:27, San Pablo dice: “Porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo os habéis revestido”. Por lo tanto, las prendas pueden recordarnos a lo largo del día la necesidad de perseverar en la adhesión a Cristo.
El Escapulario, como prenda especial de los religiosos consagrados, se conoce desde la época de San Benito (siglo VI). Sus monjes debían usar uno sobre su hábito mientras trabajaban. A partir de este propósito práctico, el Escapulario pasó a llamarse “el yugo de Cristo” y adquirió un significado espiritual como signo de devoción y piedad. Entre los laicos que se asocian con órdenes particulares, o practican una espiritualidad particular, las versiones más pequeñas de tales Escapularios pretenden ser signos y recordatorios similares.